Cito un soneto de Góngora:
Mariposa, no sólo no cobarde,
mas temeraria, fatalmente ciega,
lo que la llama al Fénix aún le niega,
quiere obstinada que a sus alas guarde,
pues en su daño arrepentida tarde,
del esplendor solicitada llega,
a lo que luce, y ambiciosa entrega,
su mal vestida pluma a lo que arde.
Yace gloriosa en la que dulcemente
huesa le ha prevenido abeja breve,
¡suma felicidad a yerro sumo!
No a mi ambición contrario tan luciente,
menos activo, sí, cuanto más leve,
cenizas la hará, si abrasa el humo.
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